Pues otro año que se nos va. Soy de los que ven los vasos medio vacíos, y pienso que en realidad es un año menos. Además comienzo a preocuparme por mi situación laboral. Pese a que me fui de mi último trabajo para escribir mi novela, siento la obligación de ponerme a currar para tratar de aportar granitos de arena al país. Supongo que se puede echar parte de la culpa a la situación económica global, pero vamos a ver si la cosa cambia pronto. Mientras tanto me he convertido en un convencido de que Jose Luis Rodríguez Zapatero es el peor mal que aqueja al país hoy en día, y cuento los días para que se largue de la presidencia. Me da igual que gobierne el PSOE, el PP o el partido Antitaurino, pero que ese tipo se largue YA.
Como consecuencia de la situación económica, al ser algo rata y aparte muy cauto, apenas me he prodigado en esos viajecillos que me marco de cuando en cuando. Apenas algunas escapadas a
Madriz y
Murcia. Tengo pendientes visitas a Irlanda a ver a mi hermana, y a Tenerife a ver al Molina.
Quizá uno de los aspectos de los que me siento orgulloso de este año es el de haber creado un planning diario de actividades (que raramente cumplo en su totalidad) que al irme a dormir me da la sensación de que no ha sido un día perdido en mi vida, que he hecho algo para mejorar como persona o profesional.
En cualquier caso no me he tirado el año mirando el techo. Desde un punto de vista literario ha sido el más fructífero de mi vida: No solo terminé
mi primera novela sino que escribí una novela corta, un cuento en inglés para el concurso de un videojuego y un cuento corto que
ganó un concurso. Aparte he reescrito 8 cuentos antiguos y desde septiembre los he estado mandando a distintos concursos, por el momento sin resultado.
Todos modos, si miras a lo realmente importante mis padres y mi hermana se encuentran bien de salud (
el cáncer que extirparon a mi padre en febrero no se ha vuelto a reproducir), el resto de mi familia parece aguantar bien y creo mantener a todos los amigos que he ido haciendo por esos lugares que he ido visitando. Así que en cierto modo puedo decir que no ha sido un mal año.
Y qué coño, un año en que España gana el mundial no puede ser un mal año. Vamos, que no.
