sábado, 19 de enero de 2008

Dilbert


Hace un par de meses descubrí algunos albumes de Dilbert que no tenía. Una navegación rápida por Amazon y tres semanas más tarde el problema estaba solucionado. 6 nuevos albumes se añadieron a mi ‘comicoteca’. Para ser franco, no me hicieron tanta gracia como solían, pero es buen material.

Conocí a Dilbert cuando trabajaba en Dinamic. Algunos programadores ponían tiras en las paredes de sus cubículos. Debían estar en inglés. El caso es que no le cogí la gracia. Ya sea porque en aquella época mi inglés era montañés, o más seguramente porque el humor de Dilbert hila MUY fino. El gag puede requerir (al menos en mi caso) de dos o tres lecturas en algunos casos. Bueno, una vez que conoces a los personajes y te haces con el estilo las coges a la primera, pero la primera impresión es mala.

Creo recordar que por influencia de Alberto Hernández, mi jefe en Futurespace, y por algunos mails que nos cruzamos entre los amigos de Madrid (en los que usábamos sus tiras para ejemplificar las estupideces que veíamos en nuestras respectivas oficinas), volví a tomar contacto con las tiras del personaje, y esta vez me enganché. A ello no es ajeno el hecho de que Scott Adams, el dibujante, cuelga algunas de sus tiras en la página oficial (www.dilbert.com) de manera gratuita.

Para los que no lo conozcan, las tiras de Dilbert giran en torno a la estupidez de las empresas, los jefes, los trabajadores y cualquier oficina en general. Si has trabajado en una, terminarás por entender el humor de Dilbert. El tema debe ser fructífero, Adams lleva produciendo tiras diarias desde hace 20 años.

Como todas las tiras cómicas, al final se termina repitiendo, especialmente al renovar material diariamente. Pero en fin, si trabajas en una oficina, dale una oportunidad. Seguramente descubrirás que tu jefe también es un estúpido pelo-de-punta.