viernes, 4 de octubre de 2013
Friends
Acabo de terminar de ver todas las temporadas de Friends. Me ha llevado varias semanas, pero ha merecido la pena.
Recuerdo cuando comenzó a emitirse en Canal plus en los 90. Me cayeron mal los protagonistas por ser demasiado guapos, pasarse el día tomando café y charlando. El video clip haciendo el mono con la banda de la sintonía original tampoco ayudó. Pero al final me cayeron en gracia los personajes, y me enganché a la serie. Dejé de verla cuando (en mi opinión) la serie perdió su esencia cuando cambiaron el centro de la trama de Ross y Rachel a Mónica y Chandler, así que no terminé de ver las 3 últimas temporadas... hasta hoy.
Recuerdo noches de charlas con mis amigos y amigas fantaseando cuál de cada uno de nosotros era más parecido a los personajes. Recuerdo ver una y otra vez los DVDs con mis compañeros de piso de Madrid (Recuerdas, Nekane?). De algún modo Friends se convirtió en parte de mi vida.
Incluso creo que terminó siendo una cosa generacional. Mierda, me imagino dentro de 20 años hablándoles a los chavales de lo genial que era la serie y pondrán caras de asco. "Esa es una serie para viejos", dirán. Cómo hacerles entender lo importantes que fueron esos personajes en mi vida? Las desilusiones porque Rachel y Ross no terminaban nunca de encontrar la manera de vivir juntos? Esa relación especial de colegas que tenían Chandler y Joey, esa intimidad tan especial que no siempre llegamos a tener con nuestros amigos?
No sé dónde leí que el cerebro guarda la información de los personajes de nuestras series favoritas en el mismo lugar donde guarda la de los amigos de verdad. Y en el episodio final, cuando cada uno sigue su vida por separado, algo me hizo sentir muy triste. Como si se me despidiera de amigos de verdad. Como un pequeño funeral. Qué mierda, no?
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