domingo, 7 de junio de 2009
Patomas
Huroneando por las tiendas de cómic de Madrid, descubrí una reedición de las aventuras de Patomas, que ha sacado recientemente Planeta DeAgostini. Esto me llevó a mi infancia a principios de los 80, y a la revista Don Miki (1976-1989).
El origen de estas historias es muy interesante, al menos en el marco de la gestión de IPs (Intelectual properties), que es un tema que me atrae mucho. Patomas no fue creación de Disney USA, sino de su filial italiana, que estaba autorizada a crear historias y personajes de forma autónoma. El personaje surgió de las quejas de los lectores de la revista Topolino (Mickey en Italia se llama así) por el carácter perdedor y mezquino de Donald. Si este era vago y egoísta, Patomas era terriblemente activo y sacrificado. Gracias al talento de los dibujantes y guionistas transalpinos, sus historias eran sorprendentemente dinámicas e imaginativas, y el personaje perduró.
A día de hoy, los gestores de IPs suelen ser mucho más inflexibles. Imagina que vas a contar a George Lucas que tienes una gran idea para hacer un crossover de Jedis y Teletubbies. La huella del zapato en tu culo tardaría años en borrarse. Supongo que controlar férreamente las líneas maestras de la franquicia es lo correcto para evitar aberraciones de los típicos iluminados, pero también se pierden posibles nuevos frutos de mentes creativas ajenas al ‘Canon’ oficial de la franquicia, como Patomas.
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2 comentarios:
Qué recuerdos...mi tío me compraba la revista Don Micki cuando era pequeñita y así se fue fomentando mi afición a la lectura. Era un tebeo (deciamos entonces) de gran calidad y que muchas veces tomaba datos históricos o nombres geográficos reales con lo que a poco cusioso que fueras, siempre aprendías algo.
Gracias a Patomas, algunos descubrimos Fantomas, pero qué quereis que les diga...a los Teletubbies no les pillo el punto...
Al hilo de este tema, en un altillo perdido de casa de mis padres he encontrado una caja llena de Don Mikis.
Recuerdo cuando mi madre me llevaba los domingos a la plaza de la Corredera a una librería de viejo a comprar números atrasados, para completar la colección. Qué tiempos. Ya era yo un buen friki, ahora que lo pienso.
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