Practico pádel de modo esporádico desde que hace ya 12 años Gabri se quedó sin pareja, allá en Madrid, y me dijo que si quería acompañarle. Me compré una castaña de raqueta y jugué varios partidos con él.
Luego, mientras trabajaba en Pyro, varios compañeros y algún jefe de cuyo nombre no quiero acordarme jugábamos todas las semanas. En Barcelona no jugué en absoluto, pero de vuelta a Córdoba llevo casi dos años jugando con varios amigos.
Es un deporte interesante. No tan físicamente exigente como el tenis, y no tan dependiente del saque. Lo pueden jugar hombres y mujeres hasta edades muy avanzadas, se aprende rápido, es divertido y las diferencias de nivel entre las parejas no impiden que eches un buen rato.
Ayer nos acercamos a ver una de las pruebas del circuito Pádel Pro Tour, que es algo así como el circuito ATP de este deporte, y que se desarrolla en Córdoba. Han venido las raquetas de pádel más importantes del mundo, y fue interesante. Espero poder aplicar alguna de las lecciones que aprendí en el próximo partido.
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