sábado, 19 de septiembre de 2009

Lo mejor que le puede pasar a un cruasan albaceteño


Bueno, ya volvimos de Albacete. No hay grandes novedades, he seguido trabajando en este primer borrador de la novela (ya tengo un 65% escrito), y he tenido un momento ‘Buscando al niño que fui’.

Estos son los momentos en que, movido por la nostalgia, te tomas esfuerzos más o menos grandes por recuperar algún elemento de tu infancia que creías perdido. Como cuando compré por internet la camiseta de los Cazafantasmas que nunca tuve, o cuando conseguí por Ebay los álbumes de cromos que tiré con 15 años porque pensé que eran cosa de niños.

Cuando era niño en Albacete mi abuela nos compraba unos cruasanes deliciosos, de la panadería de enfrente. Me los comía con desesperación, no es de extrañar que tuviera tendencia al sobrepeso. Mi abuela murió, y la panadería cerró hace años, y le perdí la pista a aquellos cruasanes, hasta el otro día. El hijo de la panadera tenía otra panadería y conseguí localizarla. Ya no hace los cruasanes de antaño, ‘la gente prefiere los de bollería industrial’, me dijo. Pero sí hacía mini-cruasans con la misma masa. Y sabían igual que los de mi niñez.

2 comentarios:

Porerror dijo...

Precioso comentario, Truman. Y qué bien escrito!Un abrzo, y sospecho que nos veremos en Tuciudad el fin de semana que viene...

Alvaro Vazquez de la Torre dijo...

Si, ya me contó mi hermana. Nos vemos el viernes que viene ;)