lunes, 27 de septiembre de 2010

De Teatros

Este fin de semana se montó una quedada con los amigos de Madrid (aquí incluyo algunas fotos) y, como me gusta aprovechar el tiempo, saqué entradas para un par de espectáculos teatrales que tenía ganas de ver: La Ratonera y Avenue Q.

La Ratonera es una obra de Agatha Christie que lleva 58 años representándose en Londres. Dado que su autora hizo toda su vida whodunits (que por definición dejan de tener interés una vez que conoces la identidad del asesino) me llamaba la atención qué tenía de especial la obra cuando muchos asistentes debían estar repitiendo, y el twist final debía ser vox populi. Sigo con la duda porque, pese a que la identidad del asesino es razonablemente sorprendente, la obra no da para mucho más. Pero bueno, los actores están bien y si te gustan las novelas de Agatha Christie la recomiendo.

Lo de Avenue Q es más retorcido. Cuando estaba en Pyro años corría por la red un machinima del WoW llamado The internet is for porn. Era muy divertido, pero tardé años en averiguar que era una canción de un musical de Broadway. Llegué a descargarme la obra pero solo hay un screener cochambroso disponible en la red. Entonces me enteré que se estrenaba en Madrid dos días antes de la quedada, así que decidí verla. Me gustó mucho, las canciones están bastante bien adaptadas al español y la producción es convincente. La recomiendo sin duda.

martes, 14 de septiembre de 2010

Optimizando el método


Hoy he registrado un nuevo relato, este de corte detectivesco. Se llama El último caso del Doctor Watson y Sherlock Holmes. De acuerdo con lo que comentaba en mi post Echando la vista atrás mi intención es rentabilizar el tiempo que invierto en escribir. De este modo, voy a mandarlo a algún concurso a ver si hay suerte.

Por lo demás un dato curioso, y en cierto modo alentador: Tardé unos 510 días en escribir la novela (17 meses), y esta tiene 289 páginas. Esto arroja un ratio de productividad de 0’56 páginas útiles por día trabajado (es una aproximación, en realidad no trabajé todos los días). En este último relato he invertido 31 días (en realidad solo escribí en 20 de ellos) y tiene 31 páginas, lo que resulta un ratio de 1 página por día.

Cierto, cuanto más larga es la historia, más tiempo tardas. Pero quiero pensar en positivo y decirme que estoy optimizando mi capacidad de escritura.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Tiempos de Crisis


Crisis, una de las tiendas de cómics míticas de Madrid, echa el cierre. Lo que les mató, me dice el dependiente, es el fondo editorial que tenían. Su almacén de títulos era inmenso y eso, claro, tarda mucho en rentabilizarse. Y tampoco parece que los amantes del cómic en España sean tan devotos como en otros países (Japón, por ejemplo). Quizá deberían haber potenciado la venta online, meterse más en el tema Manga o como me decía el dependiente pasarse a la venta de figuritas, que ahora está más de moda entre la chavalada.

Para mí era una de las metas volantes de la ruta del cómic que partía de la calle Luna para desembocar en Noviciado. Nunca he sido un fanático de los cómics, siempre fui más de tebeos (Asterix, Tintin y cómic español tipo Mortadelo). Pero desde que unos amigos en Albacete me recomendaron leer Watchmen y los Dark Knight le cogí el gusto al tema de los comic books, y tengo una colección razonable.

En fin, suerte a la gente de Crisis. Aunque no fuera uno de los pilares de mi vida, sí era un lugar que recuerdo con cariño. El principio del fin de algunos abuelos comienza cuando los lugares y las personas que conforman su mundo van desapareciendo, y al final se sienten perdidos en un mundo moderno que ni conocen ni ganas de hacerlo. Y se van dejando llevar poco a poco.

Así que joder, no empecemos ya, que solo tengo 36.

viernes, 3 de septiembre de 2010

La felicidad es una tele bien grande


Tras 15-20 años de servicio, la tele que había en el salón de casa de mis padres daba ya sus últimas boqueadas. Yo les había sugerido hace mucho que se compraran otra que incluyera TDT, y finalmente mi madre decidió dar el paso. Hemos comprado una Samsung de 40 pulgadas. Creo que es una buena compra.

Es curioso, pero una pantalla bien grande convierte la experiencia de ver la tele en algo distinto. Antes era como algo rutinario. Ahora es un pequeño acontecimiento, como ir al cine.