viernes, 3 de septiembre de 2010

La felicidad es una tele bien grande


Tras 15-20 años de servicio, la tele que había en el salón de casa de mis padres daba ya sus últimas boqueadas. Yo les había sugerido hace mucho que se compraran otra que incluyera TDT, y finalmente mi madre decidió dar el paso. Hemos comprado una Samsung de 40 pulgadas. Creo que es una buena compra.

Es curioso, pero una pantalla bien grande convierte la experiencia de ver la tele en algo distinto. Antes era como algo rutinario. Ahora es un pequeño acontecimiento, como ir al cine.

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