viernes, 20 de febrero de 2009

Merceditas


Nunca llegué a hablar con mi prima Mercedes. Ella nació con un raro síndrome que la postró toda su vida en una silla de ruedas, y nunca tuvo consciencia. Sé que le gustaba que le dieran paseos, tomar el solecillo, y dice su hermano que le gustaba Julio Iglesias. Merceditas murió la semana pasada, a los 27 años.

Pese a que ella nunca cruzó una palabra con nadie en su vida, siempre tuve la extraña sensación de que me comunicaba algo. Ahora sé lo que era. Ella sacaba el lado amable de la gente. Todos éramos algo mejor en su presencia. Ahora que no está, supongo que el mundo es algo menos bueno. Descanse en paz.

jueves, 5 de febrero de 2009

Adiós al juicio que me quedaba


Hace años me diagosticaron Bruxismo. Aunque suena a enfermedad terminal (‘Tiene usted el síndrome de Stitthauser’, dice el médico al paciente. Este responde: ‘¡Dios mío! ¿Y es mortal, doctor?’. Y el médico le contesta. ‘Aún no lo sabemos, Señor Stitthauser’) en realidad se reduce a que rechino los dientes al dormir. Por ello mientras estuve en Barcelona un dentista me hizo una férula que debo llevar por la noche.

El caso es que esta férula se estaba desplazando por culpa de las muelas del juicio, que seguían creciendo, así que me las han quitado. Una por una, a intervalos de 15-20 días. Esta mañana me sacaron la última. Aunque haya gente que le dé asco, las he guardado. Quizá incluso pida que, cuando me muera, las metan en la caja. Suena a rito ancestral, ¿verdad?