viernes, 27 de julio de 2007

Personalitat


Algunas ciudades tienen personalidad arquitectónica. Que yo haya visto, en España hay dos: Sevilla huele a barroco. Hasta los edificios modernos tienen un aire barroquizante. Barcelona huele a modernismo. Es frecuente dar un paseo y encontrarte edificios modernistas incluso en calles poco frecuentadas. Y no me refiero a encontrarte con la pedrera, o la casa Batlló. No solo de Gaudí vivió el modernismo.

La personalidad de una ciudad es algo que yo aprecio, y que creo les da una ventaja a estas ciudades desde un punto de vista cosmopolita. En un mundo cada vez más estandarizado las ciudades se tendrán que distinguir de algún modo las unas de otras. Barcelona ya tiene ese camino andado. Madrid aparentemente también, ya que las zanjas y obras eternas la pueden convertir en 'La ciudad en que el alcalde busca un tesoro enterrado'.

martes, 17 de julio de 2007

Mudança Maleïda


Bueno, pues de nuevo he sido blanco de todas las desgracias.

Mientras sigo sin casa en Barcelona, una de las cosas que más me preocupaban era el tener la mente en dos sitios. Mis pertenencias del día a día estaban en Madrid a medio recoger, y yo estaba en Barcelona. Mi plan era buscar casa y en cuanto la tuviera contratar una empresa que me hiciera la mudanza directamente de casa a casa. Pero las cosas no salen como uno las planea...

De entrada el asunto piso en Barcelona está complicado. Si, hay pisos en alquiler, pero no tantos como en Madrid, en zonas que no interesan o sencillamente muy caros. Las dos semanas que yo tenía programadas para buscar un lugar se fueron sin resultado. Como mis cosas seguían ocupando una habitación que ya no era la mía, me acerqué el fin de semana para terminar de recoger la habitación, dejar mis cosas en el salón y así ganar tiempo hasta que encontrara un sitio en Barcelona.

Cuando llegué descubrí que a mis antiguos compañeros se les había olvidado comentarme que habían alquilado el salón a un cuarto inquilino. Este, además, hizo la mudanza esa misma tarde, llenó el salón de cajas semejantes a las mías, y además el tipo era un jipi con pinta de haber tenido un mal viaje. Ni un pelo me fiaba de él.

Así que decidí no retrasar más el asunto. Alquilé una furgoneta en Europcar y al día siguiente cargué mis cosas y las de un compañero de Pyro que también se iba a trabajar a mi empresa, y nos pusimos en marcha. La verdad es que no tengo mucha experiencia conduciendo, y nula con furgonetas, pero la vida es de los valientes.

A la salida de Madrid el embrague y la palanca de cambios dejaron de funcionar. Aparqué precipitadamente en la primera salida que encontré, y allí el coche ya ni arrancaba. La grúa se negaba a hacerse cargo de un coche cargado, y en Europcar nadie se iba a acercar a recoger su furgo y darme otra. Eran las 16:00 y estábamos tirados en una carretera secundaria, con el móvil casi sin batería, y sin saber qué hacer con nuestras pertenencias.

Tratamos de conseguir un taxi, pero no sabían encontrarnos. Finalmente conseguimos uno de milagro, llevamos a mi compañero de curro al avión (afortunadamente no había conseguido anular el billete), quedé con Angel, un amigo mío que tiene más paciencia que Job, el cual antes de ir a su trabajo se reunió conmigo en Barajas. Convencí a los de Europcar de que me dieran otra furgo (técnicamente tendría alquiladas dos al mismo tiempo, y eso parece que es irregular) y Angel se encargó de conducirla, mientras yo iba en su coche. Naturalmente me perdí, pero finalmente llegamos a donde estaba la primera furgoneta. Hicimos el cambio de trastos a toda mecha, y Angel se llevó los trastos a su trabajo, y posteriormente a un parking.

Mientras tanto yo me quedé con su coche esperando la grúa. El mecánico decía no saber dónde llevar la furgo rota, y no parecía tener ganas de averiguarlo por sí mismo. Resignado, gasté la poca batería que le quedaba a mi móvil en poner en contacto al gruista con los de Europcar, los cuales tampoco le dijeron donde llevarla. Al final le dije que fuera a Barajas, donde nos dieron una dirección de un polígono industrial donde tienen las cocheras. Viendo mi estado de abatimiento, el gruista me acercó al coche y se llevó finalmente la furgo rota. Pasé la noche en casa de mi tía, que estaba en Albacete. Afortunadamente mi prima, que vive cerca, tenía las llaves.

Al día siguiente Angel me hizo el favor de cogerse el día libre y conducir la furgo hasta Barcelona. Yo ya le había cogido miedo. Llegamos sin incidentes hasta nuestro destino, mi compañero de curro se acercó a recoger sus cosas y yo dejé las mías en casa de Esperanza. Angel salió por patas para coger un tren hacia Madrid, y yo devolví la furgo a Europcar.

Prueba superada, pero todavía me queda buscar piso y sacar mis cosas de casa de Esperanza. Seguiremos informando.

jueves, 12 de julio de 2007

Tanca!


Aquellos que me conozcan sabrán que soy un imán para los incidentes. Todo aquello que pueda pasarme, me pasará. No llego a gafe, pero puntúo cerca.

Yo ya sospechaba que más tarde o más temprano iba a tener algún problema por no saber catalán. Hasta que pueda empezar a dar clases, trato de llevar el asunto con una sonrisa inocente, como pidiendo perdón. El caso es que a mi dentista se le olvida que no hablo catalán. En cuanto le contesto en español ella me sigue, pero a los 5 minutos se le olvida y me vuelve a hablar en catalán. Yo vuelvo a contestar en español y así vamos.

Sin embargo el otro día se le olvidó que no sé catalán justo cuando tenía varios hierros metidos en la boca. Ella me decía 'Tanca, tanca!'. Yo le dije 'perdona, pero no hablo catalán', pero como tenía la boca llena sonó más bien como 'eoa, eo o ao aaá'. Ella pensaba que yo le decía que no podía, e insistía 'Tanca, tanca!'. Y yo seguía, cada vez más nervioso, con mi 'e ó é aaá'. Y ella dale que 'Tanca, tanca!'. Cuando ya iba a intentar escribirlo en un papel, me quitó los hierros, y cuando le recordé mi xarneguez se dio cuenta del lío y se disculpó.

No quiero pensar qué habría pasado si en lugar de un par de hierros hubiera tenido la boca dormida y llena de agujas. A estas horas estaría muerto, o peor: hablaría como Pocholo!

En fin, voy a ver si acelero mi normalització lingüística. Había anuncios de cursos gratuitos subvencionados por la generalitat, pero la página web para apuntarse... estaba en catalán. Carod, te necesito!

miércoles, 11 de julio de 2007

Campions!


La liga, al final, se decidió en el último partido. Ese fin de semana me tocó pasarlo en Barcelona, así que decidí buscar un sitio donde no me cascaran las encías si celebraba un gol del Madrí. Busqué en internet peñas madridistas pero estas parecían estar todas en el cinturón, no en Barcelona ciudad. Me la jugué en el bar más cercano, cuyo dueño me confirmó que iba a sintonizar el partido del Madrí.

Nada más empezar el partido, el Madrí se aplicó a la táctica que ha seguido toda esta temporada: dedicarse a marear la pelota a la espera de que algo bueno suceda. Recuerdo que pensé que lo mejor que nos podía pasar era que el Mallorca nos colara un gol, ya que el juego del Madrí se ha basado casi exclusivamente en remontar resultados. Y efectivamente nos colaron el gol. Los testículos se me incrustaron bajo la lengua. Pese a todo, ahí ya noté que no me iba a sentir extraño en aquel garito. Nadie celebró el gol en contra, ni tampoco los que iba colando el Barça en Tarragona.

Un paisano detrás mía comentó: 'no os preocupéis, que esta película la he visto y sé cómo acaba'. Efectivamente, el Madrí recurrió al único recurso que le ha funcionado esta temporada: recurrir a la épica a base de testiculina. Finalmente se remontó el resultado para acabar con un 3-1 que nos daba la liga. El bar entero estalló de alegría. De hecho estallaron hasta petardos. Quién diría que tal explosión de alegría madridista se iba a dar en medio del territorio comanche.

Nunca celebré una liga en la Cibeles. Solo copas de Europa. Me hubiera gustado estar allí, pero el trabajo manda. Tampoco ha sido una temporada agradable, en cualquier caso. Veremos a ver qué tal se da la siguiente, viviendo en territorio enemigo...

martes, 3 de julio de 2007

Ja estem aqui!


Pues ya estoy en Barcelona. No fue una decisión difícil, en realidad. Mi empresa anterior se estaba desintegrando lentamente, y era un callejón sin salida para las carreras de aquellos que intentamos evolucionar profesionalmente. La oferta de Grin mejoraba mis condiciones tanto profesional como económicamente, y no me lo pensé demasiado.

De algún modo siempre supe que vendría a Barcelona. Debe ser por mi historial errante: nací en Albacete, me crié en Córdoba, estudié en Sevilla y trabajé en Madrid. Más tarde o más temprano nuestros caminos iban a coincidir.

A partir de ahora, hay mucho que hacer: buscar piso (por el momento mi amiga Esperanza me da cobijo), terminar la mudanza, apuntarme a clases de catalán... Espero tener tiempo de ir contando todas estas experiencias desde estas páginas.

Hasta entonces, adeu!